martes, 22 de octubre de 2013

Curiosidades del Partenón



Conocemos con el nombre de Partenón al templo dedicado a la diosa Atenea. Data del siglo V a.C. y es el punto protagónico de la Acrópolis ateniense. Se le considera el edificio existente más importante de la Grecia Clásica y ha sido y es, modelo arquitectónico e inspiración de infinidad de obras. Por sus proporciones y exquisitez, supone el mejor ejemplo del orden Dórico y tanto sus estructura como las piezas escultóricas que lo decoraban, son obras de arte de valor incalculable.

Del Partenón que hoy vemos, al que engalanaba la Atenas del siglo V a.C. hay muchas diferencias. No solamente porque el tiempo ha borrado el tejado, sino porque sus muros estaban adornados con magníficos frisos, cuyos restos hoy “descansan” en el Museo Británico de Londres. Hay mucho por saber del Partenón, aquí dejamos algunos datos y curiosidades que seguramente agregarán valor a tu visita:

El monumento sirvió como Tesoro de la Confederación de Delos, base del Imperio Ateniense.
La construcción del Partenón fue supervisada por el escultor Fidias que también estuvo a cargo de la decoración escultural del edificio. Pero los arquitectos del Partenón fueron Ictino y Calícrates.

Entre los restos del Partenón se encontraron apuntes económicos de su construcción. Así sabemos que lo más caro de toda la obra fue el traslado de la piedra desde el Monte Pentelicus hasta la Acrópolis, aproximadamente 16 kilómetros.

En el 1444 los Otomanos conquistan Atenas. En un principio utilizaron la estructura del Partenón y la iglesia como polvorín para luego transformarlo en una mezquita, llegando a construir un minarete que fue derribado en 1832.

El 26 de septiembre de 1687 los venecianos bombardean el Partenón destruyendo en gran medida la estructura clásico y la mezquita. Ese día se destruyen muchas de las esculturas que seguían embelleciendo al monumento.

En 1806, durante el dominio turco y con permiso del gobernador, el 7mo.Conde de Elgin Thomas Bruce extrae las esculturas que quedaban y las lleva a Londres donde las vende 10 años después al Museo Británico.


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